🟠 Quiero ver películas

Enfoque Personal #115

Contacto con tacto 😬

La gestión de la agenda de contactos es fundamental en este mundo en el que vivimos. El número de personas y empresas con las que mantenemos relación se ha ¿triplicado? en los últimos 20 años. Nuestros padres tenían familia, compañeros del trabajo y amigos. Nosotros a todo eso tenemos que sumar nuestros contactos online con los que, por suerte o por desgracia, al cabo de la semana podemos tener más relación que con los contactos del mundo real. En los primeros tiempos de la digitalización de nuestra sociedad la agenda de contactos era un bien precioso. Recuerdo perfectamente que en los primeros teléfonos móviles esas agendas se solían grabar en la SIM, con limitaciones, pero si optabas por grabarla en el propio teléfono tenías acceso a muchos más campos en cada contacto, lo que evitaba tener cosas como “Mariano móvil” “Mariano casa” “Mariano padres”, tan habitual en las agendas de SIM. El cambio de terminal era un micro-drama porque ANTE TODO no querías perder los contactos.

Sin embargo aquel escrúpulo inicial ha dado paso a una anarquía contactual impropia de personas civilizadas y la culpa de todo la tiene el correo electrónico. Las aplicaciones y servicios web de email te autocompletan las direcciones a la hora de escribir un correo, por lo que eluden la necesidad de mantener una agenda de contactos de email. Esto hace que disociemos por completo los emails del resto de datos de un contacto, por lo que es habitual que el 98,67% de los contactos de nuestro teléfono tengan sólo números de teléfono, sin emails. Y no hablemos ya de direcciones postales o (mucho más útil) fechas de cumpleaños. Porque si pones el cumpleaños de un amigo en su contacto te aparece automáticamente en el calendario. Claro que SI TAMPOCO USAS EL CALENDARIO todo esto te toca un pie 😤

En la gestión de contactos hemos dado realmente un paso atrás. Cuando no existía la telefonía móvil, en cada casa había un sacrosanto listín telefónico con páginas ordenadas alfabéticamente donde la familia ponía todos los teléfonos, resultando una compilación más organizada y pulcra de lo que hoy se puede ver en la mayoría de móviles, aunque hubiera algunas letras como la P que estuvieran superpobladas (Primo Paco, Primo Antonio, Prima Isabel…).

Pero no nos distraigamos con bromas. Como ciudadanos del siglo XXI tenemos que tener una agenda digital de contactos, SABER EN QUÉ SERVICIO LA TENEMOS (Google, iCloud, Microsoft…), mantener los contactos pulcros con TODOS sus datos posibles y fotos, y aprovechar que el software es generoso en campos para añadir cualquier información adicional que podamos necesitar en el futuro (cómo quién nos recomendó este “Fontanero Paco” y qué obra nos hizo si es que le llegamos a contratar).

Quiero ver películas 📽️

Como a la mayoría de la audiencia de esta newsletter, me ocurre que en los últimos 15 años el tiempo que dedico a ver películas ha retrocedido en beneficio del que dedico a ver series, la nueva narrativa de nuestro tiempo. No me entiendas mal: las series me encantan, soy un seriéfilo convencido, pero quiero ver películas. Este fin de semana he dado dos pasos firmes en ese aspecto.

El primero, y creo que más importante, ha sido unificar el listado de películas que quiero ver y que antes tenía separado entre tres sitios. Por un lado TV Time, la app que uso para seguimiento de series, que también tiene un apartado para películas. Por otro lado, JustWatch, fastuosa app que también te permite hacer seguimiento de lo que ves pero que principalmente te dice en qué plataforma de streaming está lo que quieres ver. Y, finalmente, Letterboxd, el gafapaster servicio online donde mantengo de verdad un registro de las películas que veo, con puntuaciones y, en ocasiones, incluso mis reseñas. He decidido llevármelo todo a Letterboxd, porque TV Time es insufrible para las películas y JustWatch es muy útil pero está también integrado en Letterboxd, por lo que mato dos pájaros de un tiro.

Ahora en mi nueva lista unificada me esperan 109 películas que quiero ver y ya me he puesto manos a la obra con el otro paso que he dado este fin de semana: me he dado de alta en Filmin aprovechando la oferta de Black Friday (enlace no afiliado 😔). He abierto fuego viendo Xanadú 🤪 (que no la veía desde mi infancia) y he comenzado a ver Still Life y Reality.

Comenzar a ver 🤷🏻‍♂️. Dice un meme de Internet que la paternidad consiste en tratar de meter toda tu vida adulta en las dos horas que tienes desde que acuestas a los niños hasta que te vas a dormir. El consumo de series, con capítulos entre 30 y 45 minutos, se adecua mucho mejor a esta nueva realidad, pero yo llevo tiempo decidido a que esto no me aleje del cine, con su formato de historia larga por regla general autoconclusiva. Me parece que el metraje largo moldea nuestro cerebro de forma distinta a como lo hace el formato corto de las series. Además éstas, por mucha calidad que tengan, tienen más trucos que una navaja suiza porque su razón de ser no es tanto contar una historia como conseguir que veamos un capítulo más.

Y ya está.

Mea culpa. Esto hoy también es un formato corto y, aunque estoy interesado en contar una historia, estoy también interesado en contar MÁS historias, y quiero que vuelvas a leerme la próxima semana. ¿Lo conseguiré?