Un mar de dudas

Enfoque Personal #120

El pasado 18 de diciembre se cumplió un año del traslado de esta newsletter aquí, a Substack, la plataforma desde la que te escribo estas palabras. El cambio fue muy provechoso, porque Substack hace un gran papel difundiendo tu newsletter entre otros usuarios de la plataforma suscritos a otras newsletters. También me enamoré pronto de la interfaz y de todas las posibilidades que te da como creador, y traje aquí mi newsletter sobre podcasting e inicié una sobre música antigua.

Sin embargo me ha llegado cierto desamor con Substack. Esta newsletter funciona aquí como un tiro. Por ejemplo, desde la última edición de 31 de diciembre he ganado 32 suscriptores más (que ahora mismo no están entendiendo nada 😅). También recibo mucho feedback público, que es una de las cosas que más me gustan de Substack, la posibilidad de que hagáis comentarios directamente a cada edición o que le deis al ❤️. Para todo esto hay que tener la app instalada, y para mí es una contradicción pediros que os instaléis la app y leáis y comentéis ahí la newsletter, cuando la verdadera fuerza de las newsletters es… que te llegan por email 🤔. Siento que en este sentido estoy siguiendo los intereses de Substack, más que los míos propios o los de mis oyentes (sólo un 7% de vosotros lee esto desde la app).

Mi newsletter sobre podcasting no ha funcionado aquí tan bien. No ha tenido el crecimiento de esta y tampoco el feedback público esperado, así que me la he llevado a otro sitio, a Mumbler, un servicio que ofrece una herramienta más de email marketing que de newsletter, pero en la que me he encontrado extrañamente cómodo escribiendo 🤗. Mumbler no es nuevo para mí, porque es también la casa de Emilcar Daily Premium, un proyecto que esta semana ha recibido un fuerte empujón porque he decidido que, además del capítulo del viernes, también el del lunes precisará de esta suscripción, y la audiencia ha respondido masivamente 🥹

Durante las últimas semanas ha explotado un problema con Substack que estaba latente desde hace muchos meses. No sólo es un espacio donde existen muchas newsletters de contenido nazi (directamente nazi) sino que Substack no aplica ningún tipo de moderación y además les permite monetizar ese contenido… ¡y reconocen abiertamente su postura y la defienden! Ni siquiera Elon Musk reconoce que deja campar a los nazis a sus anchas por Twitter 😨. El caso es que se ha iniciado un movimiento y muchas de las newsletter más populares y que, además, estaban monetizando, se han ido de Substack (aquí se resume muy bien la postura de estos creadores). La marcha más dolorosa y escandalosa ha sido la de Platformer, una newsletter centrada precisamente en las plataformas de creación de contenido y redes sociales.

Cuando un sitio de internet hace algo que no nos gusta y se genera un movimiento de abandono, en ocasiones nos resulta fácil dar el portazo y en otras… en otras no tanto. En la cabeza de algunos creadores se genera algo así como “Sé que este sitio apesta pero… es que ofrece tan buenos servicios, tengo aquí a mi audiencia, me gano aquí la vida…”. Resulta mucho más fácil tomar una relación basada en la ética y la moral cuando tu dinero no está en juego ¿verdad? Yo soy el vivo ejemplo de ello: abomino de Mark Zuckerberg cada vez que tengo una oportunidad, pero ahí sigo en Instagram, en lo personal y en lo profesional, quizá sin sacarle mucho rendimiento en esto último, pero ahí sigo. Y en Twitter; aunque claramente me he decantado por Mastodon para mi presencia más activa y mi día a día, pero no he dejado Twitter, sobre todo por el apartado profesional… aunque tampoco le esté sacando mucho partido.

Todo esto que te estoy contando te sonará a chino, y es normal. ¿Por qué demonios te tiene que preocupar a ti lo de los nazis en Substack, cuando tú recibes mi newsletter en tu correo electrónico y listo, sin interactuar con el resto? Esta permeabilidad de vosotros, los lectores, a lo que está pasando en Substack, hace todavía más complicado tomar una decisión al respecto, porque no cuento con ninguna presión ni actitud por vuestra parte, porque nada de esto realmente afecta a cómo leéis lo que escribo para vosotros.

Pero a mí sí me está afectando. Desde la última vez que escribí, el 31 de diciembre, he quiero volver a hacerlo. He querido contaros cosas de las Apple Vision Pro, de la deriva de mi sistema domótico, de los problemas productivos que he tenido y las medidas que he tomado. ¡Ayer estuve en Mestalla viendo el Valencia - Almería! Pero cuando quiero escribir, las dudas sobre si debería seguir haciéndolo aquí me asaltan… aunque mi decisión sea irrelevante para vosotros y no vaya a hacer mella alguna en Substack.

Porque luego está el tema de dónde irme. No hay una alternativa gratuita a Substack evidente. Beehiiv parece adecuado pero aun así me causa muchas dudas.

Así que he decidido desatascarme, escribir aquí sobre todo esto y provocar una catarsis que me haga tomar una decisión. No estoy poniendo la pelota en vuestro tejado, sino detonar algo en mí, escribir sobre el tema, para que evidenciar todo por escrito me lleve a actuar. Me ha pasado en otras ocasiones que escribir sobre algo o grabar sobre algo me ha hecho aclararme al respecto. Y espero que esta vez no sea distinto 😅

Perdona este psicoanálisis creativo público. La próxima vez que recibas esta newsletter, desde Substack o desde otro sitio, ya habré tomado mi decisión y todo volverá a la normalidad, a compartir desayuno de domingo rodeado de los que temas sobre los que suelo escribir y que, al parecer, te interesan ❤️