Scribe como puedas

Me gustaría mucho conocer a la persona que tradujo «Airplane!» como «Aterriza como puedas» para ver si es consciente del terror que desató con su decisión.

Me gustaría mucho conocer a la persona que tradujo «Airplane!» como «Aterriza como puedas» para ver si es consciente del terror que desató con su decisión.

Qué esperar cuando estás esperando ✍🏻

El pasado viernes me llegó a casa el nuevo Kindle Scribe, el primer dispositivo de la familia acompañado de un lápiz y sobre cuya pantalla de tinta electrónica puedes tomar notas. Y no sólo sobre los libros, ya que también puedes anotar archivos PDF o incluso crear tus propias libretas en blanco para tomar notas. Soy muy fan del Kindle como dispositivo y plataforma de lectura, y no tenía muy claro qué esperar de esta novedad, pero al parecer el resto del mundo tecnológico sí esperaba un rival del reMarkable 2, una especie de bloc de notas en tinta electrónica que ya lleva tiempo en el mercado. Dado que el nuevo dispositivo llevaba en manos de los clientes desde el miércoles, había visto de pasada no muy buenas críticas, así que en cuanto lo recibí me apresuré a hacer un unboxing, configurarlo y probar la escritura... y no entendía nada. Tuve que leerme dos reviews completas para ver qué es lo que esos analistas echaban en falta en el Kindle Scribe. Después de leerles puedo decir que entiendo su punto de vista, pero que a mí jamás se me habría ocurrido pedir determinadas cosas al nuevo dispositivo.

Las expectativas, en el mundo de la tecnología, son el primer clavo en el ataúd de muchos dispositivos. "Lo que se supone" que debe hacer un determinado dispositivo es un lastre que muchos productos no consiguen superar y termina por acabar con ellos. Hay momentos en los que un fabricante intenta torcer el mercado a su voluntad y no le sale, como le ocurrió a Apple con el HomePod original. No creo que haya sido el caso de Amazon; simplemente han definido un producto donde el nombre, Kindle, pesa tanto como el apellido, Scribe, y parece que el mercado no ha terminado de entenderlo, al menos en estos primeros días.

Voy a grabar un vídeo largo sobre lo que opino del Kindle Scribe y sobre su utilidad para el podcasting. Atento a mi canal de YouTube.

Puerta cerrada a las novedades 🛑

Tengo un iPad Pro 10,5 pulgadas que ha caído en desuso desde que empleo un Mac para el trabajo. Las pésimas actualizaciones de iPadOS no han ayudado precisamente a evitar esta tendencia. Tengo también un Apple Pencil y sabe el cielo que he tratado de acostumbrarme a usarlo para tomar notas o garabatear ideas, pero no lo consigo. La llegada del Kindle Scribe a casa me ofrece una nueva oportunidad para implementar la nota manuscrita digital en mi flujo de trabajo, impulsado por el nuevo dispositivo pero ¿sabes qué? No pienso hacerlo. El Kindle Scribe tiene a priori el potencial para lanzarme a una nueva búsqueda de lo desconocido, pero no lo voy a hacer.

Me ha costado mucho, pero ya he aprendido a no dejarme deslumbrar por las novedades de hardware o software. Disfruto explorando, descubriendo, investigando y, en muchos casos, abandonando, pero mi sistema productivo es demasiado robusto como para arriesgarlo por cualquier novedad de novedades. En estos días resuenan en mi cabeza no sólo el Kindle Scribe sino también Craft e incluso determinados flujos en Obsidian que podrían sustituir parte de lo que hago con OmniFocus, pero tengo muy presente que los experimentos se hacen con gaseosa y no con el sistema productivo que con tanto esfuerzo he construido durante años.

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Nostalgia 🎼

En 2018 dejé la dirección de mi coro, Ars Mvsica. Fue una decisión consciente y responsable de la que no me arrepiento, pero que ha dejado en mí un poso de nostalgia y tristeza que creo que nunca se irá. En estos días esas sensaciones aumentan de forma considerable de dos formas.

La primera es autoinducida. Aunque mi escucha de podcasts ha desplazado en mucho mi escucha de música, en estas fechas (al igual que en Semana Santa) vuelvo por donde solía y mi auriculares echan humo, o mejor dicho, acordes. No sólo las grandes obras vuelven a cruzar mi cráneo (El Mesías de Händel, el Oratorio de Navidad de Bach o sus muchas cantatas navideñas) sino también las innumerables piezas del renacimiento para esta época litúrgica, tanto motetes (música sacra en latín) como villancicos en lengua vernácula, principalmente en español, de la pluma del sevillano Francisco Guerrero o de los muchos cancioneros recopilatorios de música renacentista española y portuguesa.

La segunda es involuntaria. 24 años de carrera con mi coro, con mis amigos, dan para muchos recuerdos de ensayos, conciertos y vivencias diversas. La Navidad es una época donde la demanda para lo que era nuestro repertorio aumentaba considerablemente , así que no es de extrañar que muchos de los recuerdos que tengo provengan de esta época. Eran tiempos más sencillos, sin responsabilidades familiares directas, donde ellos eran mi familia. Con ellos ensayaba, con ellos ofrecía conciertos, con ellos me iba de cena y lo que surgiera... Los mejores cantantes, los mejores amigos y amigas que uno pudiera soñar. Y además, entre todos ellos, Rocío, mi novia, mi esposa. Esos recuerdos vienen a mí sin llamarlos, sin necesidad de escuchar nuestras grabaciones, simplemente surgen, dejándome una mezcla de gratitud y dolorosa nostalgia.

Afortunadamente la verdadera amistad supera todas las trabas que la vida le arroja al paso, y ellos siguen siendo mis amigos del primer círculo, los primeros a los que avisas cuando nace tu hijo, a los que preguntas por la salud de sus padres, con los que grabas un podcast al menos una vez por mes...

Y esta semana que viene vamos a volver a hacer algo que antaño hacíamos con frecuencia: un concierto de polifonía renacentista y luego cenar. Sólo que esta vez no seremos nosotros los que cantemos 🥲

Y ya está

Me he puesto un poco sensible pero espero que eso no te haya estropeado el desayuno. Si vives en España, confío en que esta semana salpicada de festivos te proporcione el descanso necesario para acabar el año por todo lo alto. Hasta la semana que viene.