🟠 Scott

Enfoque Personal #118

Entre 2003 y 2004 tuve la oportunidad de colaborar con Michael Noone, un musicólogo de origen australiano formado en Cambridge que por aquel entonces estaba viviendo en Toledo. En esta ciudad se dedicaba a escudriñar los muy importantes fondos musicales del archivo de su catedral, Primada de España, para traer a la luz la nunca bien ponderada obra de Sebastián de Vivanco (1551-1622), así como para realzar la obra compuesta allí mismo por el ínclito Cristóbal de Morales (1500-1555) durante su breve estancia como maestro de capilla. No, no me he equivocado, sé que esto no es Recomendaciones Antiguas, simplemente es el comienzo de una historia que me ha impactado y que quiero compartir contigo. Más allá de la productividad y la tecnología, hoy esta newsletter es full off-topic.

En esa época, Michael ya peinaba canas. Pasaba de los 40 años y era un hombre vivaracho y cariñoso. Compaginaba su labor investigadora con una incipiente y exitosa carrera como intérprete al frente de su propio grupo, el Ensemble Plus Ultra, con quienes estaba dando conciertos y grabando discos de muchísimo éxito. Para mis amigos y para mí fue todo un honor que aceptara trabajar con nosotros. Michael no tardó en enamorarse de un coro de jóvenes murcianos, profesionales y estudiantes de diversas disciplinas, pero que mostraban un extremo conocimiento de la música renacentista y, sobre todo, un gran estilo y gusto a la hora de interpretarla, a pesar de no ser cantantes profesionales. Con Michael preparamos un concierto basado en música del Archivo de la Catedral de Toledo y tuvimos el honor de interpretar por primera vez obras que habían permanecido siglos enterradas en los archivos. Fue una experiencia maravillosa que pudimos ofrecer al público en la Iglesia de Santa Leocadia de Toledo y en la Capilla de Los Vélez de la Catedral de Murcia.

Michael continuó su vida ofreciendo conciertos, publicando sus estudios y realizando grabaciones. Viajé para asistir a alguno de sus conciertos con mis amigos y siempre nos recibió y trató con un cariño especial. España le tendría que estar eternamente agradecida por su ciclo de diez discos en los que se repasa la obra de Tomás Luis de Victoria (1548-1611), quizá el más importante compositor del Renacimiento español y que, pese a haber recibido muchísima atención discográfica por otros grupos ingleses, se encontraba falto de una integral de este calado. En 2011, aprovechando el 400 aniversario de su muerte, Archiv Produktion sacó los diez discos en una única caja conmemorativa, y Michael fue llevado a periódicos y televisiones para hablar de su obra.

A partir de ese momento su rastro se diluye. En mi correspondencia electrónica con él pude saber de su regreso a Inglaterra y también de su obtención de un puesto fijo en una universidad en Boston. El Ensemble Plus Ultra publicó en 2014 su primer disco ya sin Michael en la dirección.

El pasado viernes grabamos y publicamos un nuevo capítulo del podcast de Ars Mvsica, centrado en la música de Adviento. Decidimos abrir una cuenta de Mastodon para el podcast y he estado buscando a quién seguir. Buscar usuarios centrados en una temática concreta en una red descentralizada es todo un reto. Estuve buscando, sin éxito, cuentas de los principales grupos e intérpretes de música antigua. Como Michael siempre ha estado a la vanguardia de la tecnología, me dispuse a hacer una búsqueda en Internet para ver si lo encontraba y tenía cuenta en Mastodon. Dado que Michael Noone es un nombre relativamente común, acepté la propuesta del buscador del término “Michael Noone Australia” y desgraciadamente encontré el rastro de una terrible historia del pasado de Michael.

Scott Johnson, nacido en 1961, era un estudiante de matemáticas que se mudó a Cambridge en 1983 para hacer una estancia dentro del doctorado que estaba cursando en la Universidad de California (Berkeley). En Cambridge conoció a Michael, y comenzaron una relación que se tornó estable, hasta el punto de que Scott decidió, en 1986, terminar su doctorado en la Universidad de Canberra para seguir a Michael en su regreso a su país de origen.

En 1988 Scott tuvo una aventura. En una época en la que el SIDA azotaba cruelmente a la población homosexual masculina, la monogamia y la fidelidad resultaban mucho más importantes de lo que ya lo serían en una relación heterosexual. Aunque Michael perdonó a Scott, el sentimiento de culpa y la visión que de él mismo se hizo, le llevó a una espiral de tristeza y rechazo a sí mismo que deterioró la relación de pareja. Scott se mantuvo un tiempo viajando entre California y Australia e incluso tuvo un intento de suicido en el Golden Gate, un asunto que comentó con Michael por teléfono y que aseguró tener controlado.

En diciembre de 1988 el cuerpo desnudo de Scott fue encontrado a los pies de un acantilado en Sidney. Su ropa y pertenencias fueron halladas en la cima del acantilado. Tenía 27 años. Para evitar que la investigación se realizara en base a prejuicios, Michael escondió su relación con Scott y aseguró a la policía que eran sólo amigos. Quería que todas las opciones se consideraran y que no se etiquetara automáticamente el deceso como un suicidio por problemas emocionales. Aunque la sombra de un crimen de odio gay sobrevoló la investigación, finalmente se decretó el suicidio como causa de la muerte.

Steve, el hermano de Scott, nunca dio pábulo a la versión oficial. Durante décadas trató de conseguir que se siguiera investigando la muerte de su hermano, y en 2012 logró llevar el caso a un juez de instrucción quien, en 2015, dio órdenes a la policía para reabrir el caso. Durante la nueva investigación se observó que el punto donde se encontró el cadáver de Scott estaba muy próximo a una conocida zona donde hombres homosexuales acudían para encontrar sexo casual. Durante esa época, pandillas homófobas fueron las responsables de diversos ataques muy violentos a hombres en esa zona. “Bashers!” era el grito de alerta que avisaba a las parejas en la zona que era el momento de salir corriendo para evitar un encuentro desafortunado. En esos años, varias personas fueron procesadas y condenadas por esos crímenes. Se pudo también recuperar el testimonio de una anciana pareja gay que vivía en la zona y que aseguró haber visto desde su casa a un hombre ser apalizado y posteriormente lanzado por el precipicio.

Esa nueva investigación abierta en 2015 fue tumultuosa. Hubo muchas declaraciones, nuevos testigos, relevos en cargos policiales y mucha atención por parte de los medios, estimulada por Steve, el hermano de Scott, determinado a conocer la verdad sobre su muerte.

Michael fue interrogado de nuevo por el juez en junio de 2017, en una sesión donde se le cuestionó severamente acerca de sus declaraciones iniciales, su relación con Scott y la de éste con su hermano Steve. No quiero ni imaginar lo que tuvo que pasar Michael en esas sesiones.

En noviembre de ese año la investigación tenía suficientes indicios como para aseverar que Scott había sido víctima de un crimen de odio gay. La policía ofreció un millón de dólares australianos a quien aportara pistas para identificar a los autores del crimen y Steve ofreció un millón adicional.

En mayo de 2020, un hombre de 49 años llamado Scott White fue arrestado y acusado de la muerte de Scott. Emocionado por ver cerca el momento de hacer justicia, Steve declaró “Espero que la familia y los amigos de las otras docenas de hombres homosexuales que perdieron la vida encuentren consuelo en lo que ha sucedido hoy.” En enero de 2022, al tercer día del juicio, White se declaró culpable y en mayo de ese mismo año se dictó la sentencia de 12 años y siete meses y un periodo sin libertad condicional posible de 8 años y 3 meses. Más tarde recurrió, cambió su declaración, la volvió a cambiar… en 2023 se declaró culpable finalmente de homicidio sin premeditación y fue sentenciado a 9 años de cárcel sin libertad condicional hasta pasados 6 años, motivo por el cual podría salir en este régimen en 2026.

Desde sus últimas actuaciones y conferencias en España, entre 2011 y 2013, lo siguiente que se puede conocer de Michael en Internet es su declaración al juez en 2017, y unas declaraciones en 2020 tras la primera sentencia al asesino de Scott. En los años en los que trabajamos con Michael seguramente busqué su nombre en Internet muchas veces, pero todo lo que encontraba era relativo a su coro, sus conciertos y su investigación musical. Seguramente a Michael le hubiera gustado que eso siguiera así, pero sin duda también está feliz porque Scott haya encontrado justicia.

Michael continua hoy en día al frente de departamento de Música del Morrisey College of Arts and Sciences, parte del Boston College.

No sé por qué he estado investigando esto, no sé por qué he querido escribirlo, aunque sí sé que descarto el morbo. Es la primera vez en mi vida que escribo algo así sobre un tema como este. Pero siento que estos crímenes de odio que durante tanto tiempo han azotado silenciosamente a la comunidad homosexual merecen justicia, como ahora tiene Scott, y merecen difusión, para que todos tratemos de entender, aunque sea mínimamente, el infierno por el que muchos seres humanos han pasado y siguen teniendo que pasar, simplemente por su condición sexual.