🟠 Muslos ardientes

Enfoque Personal #94

Un AirTag te está siguiendo 😲

El lanzamiento de los AirTag fue largamente esperado y largamente rumoreado. Sólo hace falta ver la fecha de fabricación que muestran las cajas de los primeros dispositivos para ver que estaban listos para venderse mucho antes de lo que Apple lo hizo, seguramente porque en un entorno de confinamientos mundiales la posibilidad de olvidar algo en alguna parte era muy reducida.

Pronto descubrimos que el mal no descansa, y que ciertos usos perniciosos de los AirTag estaban teniendo lugar, desde el más obvio (rastrear a tu pareja porque estás mal de la cabeza) hasta otros más imaginativos, relativos a localizar cuando alguien no está en casa para ir a robarle.

Como en USA la cuota de mercado del iPhone es altísima, es allí donde más noticias relacionadas con el AirTag y la seguridad se han producido, además de porque se trata de un país que muchas veces cuesta pensar que sea real.

A principios de mes, la policía de New York inició una campaña de regalo de AirTag a los ciudadanos 😳 para tratar de mitigar la reciente oleada de robos de vehículos. Eso dice mucho sobre cómo están las cabezas y sobre cual es la supremacía del iPhone en el mercado USA.

Y es algo que incluso la competencia reconoce. La app Find my (Buscar) de iOS, te avisa cuando un AirTag desconocido te pisa los talones y también lo hace su versión para Android. Pero el problema del rastreo ilícito está llegando a tal nivel en USA, que Google y Apple han llegado a un acuerdo para que Android integre en su código el rastreador de AirTag, y que la app Find my device de Android muestre cuándo un rastreador desconocido te sigue. Es posible que otras empresas se adhieran al acuerdo, como Tile o Chipolo.

Lo que ambas empresas han hecho es crear una especificación estándar que permita a cualquier teléfono advertir de la presencia de un rastreador. Apple podría incluir también esta funcionalidad para otros rastreadores en iOS 17, que se presentará en la keynote inaugural de la WWDC el próximo 5 de junio.

Retransmitiré esa keynote en directo para todos los suscriptores de Weekly.

Necesito una gran revisión 🤔

Semana tras semana, la revisión que hago de mi sistema GTD me deja con la misma sensación: necesito una GRAN revisión. Y no estoy hablando de esa gran revisión anual (que suelo hacer en verano) donde me planteo desde lo más mínimo hasta "¿Qué estoy haciendo con mi vida?". Creo que el diseño mi sistema GTD no es el correcto. He creado demasiadas subáreas de responsabilidad con la idea de que las revisiones me den una visión más exacta del estado de todos los clientes que llevo entre manos y sus proyectos.

Pero sin embargo no es así. Aunque a priori parecía una buena idea, sin embargo convierte la revisión en una insufrible letanía de pasos que, lejos de darme una visión global de nada, me llevan a desesperarme y estar deseando terminar, dejándome pocas ganas y energías para la reflexión que debería ir aparejada a la revisión.

He terminado de leerme el libro ARC del que te hablé en la pasada edición y estoy, a falta de unos detalles, dispuesto a darle una oportunidad. Hablé de esto en el pasado capítulo de Weekly. ARC parte de las mismas bases del GTD (lo dice su autor, no lo digo yo) pero simplificando mucho la escenificación y la nomenclatura. Esto último es algo que añade mucha complejidad al GTD y hasta que no te lo evidencian no te das cuenta. Espero que ARC me permita también encontrar una versión más simple de mi sistema.

Muslos ardientes 🍗

En el año 2008 me compré el primer MacBook Air que salió al mercado. Era la primera vez que tenía un portátil de Apple y quería usarlo en todas partes. Me compré un curioso soporte de Belkin que era bastante grande y tenía además un espacio en medio para tener el cargador (tal era la fe en las baterías de los portátiles de aquella época). El soporte no era realmente cómodo y con el tiempo dejé de usarlo y desapareció de mi vida (no sé si lo regalé o qué hice con él).

Un portátil de 16 pulgadas como mi MacBook Pro actual no es lo ideal para usar en el sofá, pero en ocasiones me apetece hacerlo. Rocío y yo podemos compartir el estudio en la mayoría de las ocasiones, pero hay veces en las que ella necesita concentración, así que la dejo sola allí y yo me salgo fuera, para actuar como barrera ante nuestros hijos (que los queremos mucho pero a veces son muy pesados).

Puedo sentarme en la mesa de la cocina, pero no me resulta acogedora. Puedo sentarme en la mesa del salón, pero la odio profundamente. Así que he estado buscando diferentes alternativas para trabajar desde el sofá, hasta que pensé ¿y comprar un soporte como aquel que teníamos?

Al final he comprado otro de Belkin, mucho menos aparatoso que aquel que tuve y mucho más práctico. Es suficientemente grande para apoyar cómodamente mi portátil de 16 pulgadas. La superficie de apoyo es de plástico duro, con un pequeño tope abajo que impide que el portátil se resbale hacia tu regazo si es que se diera el caso.

La parte que reposa sobre tus piernas está formada por un cojín suficientemente blando y suficientemente rígido, revestido por una tela capaz de obrar el milagro de la generación espontánea de calor, incumpliendo de esta forma la ley de la conservación de la energía. 5 minutos trabajando y tus muslos chorrearán sudor como un pollo rezuma aceite en el asadero de tu barrio (en mi caso «El Rey del Pollo»).

Aun así, estoy muy contento con mi compra porque este soporte es perfecto, tanto en el sofá como en la cama, desde donde te escribo esto por motivos que no vienen al caso 🤒