🟠 IKEA, otra vez IKEA

Enfoque Personal #104

Ese teclado del que usted me habla 📱

Quizá te hayas dado cuenta de que la semana pasada no se publicó la esperada edición de esta newsletter. Desde el viernes a medio día estuve de viaje, con destino a la serranía de Cuenca, para visitar a mis hijos mayores en el día de padres del campamento scout. Tenía la intención y los contenidos para escribir la newsletter y programarla para el domingo a su hora habitual, incluso con una arenga electoral anti-abstencionismo, pero no pudo ser. Traté de ponerme a escribir pero no me encontraba cómodo haciéndolo, un elemento que es FUNDAMENTAL en el desarrollo de esta newsletter. Y no estaba cómodo porque, al contrario que en otras salidas de fin de semana, no me llevé más que el iPhone, sin ningún teclado externo ni otro dispositivo.

Cuando Steve Jobs nos entregó el iPhone aquel maravilloso 9 de enero de 2007, uno de los puntos más conflictivos fue el teclado táctil en pantalla. La industria móvil en general y las legiones Blackberry en particular hicieron mofa, befa y escarnio de la ausencia de un teclado físico. Fue un tema de debate durante mucho tiempo. Incluso llegado el iPhone 3G, algún fanboy declarado me espetó un “suerte con el email” cuando le comenté que Rocío iba a elegir dicho teléfono como dispositivo profesional en detrimento de la Blackberry (“Parece MS-DOS” declaró entonces mi esposa).

Momento de la presentación del iPhone en el que se muestran los teclados de los teléfonos existentes. "Buttons & Controls can't change"

El tiempo ha dado la razón a la visión de Jobs de una interfaz que cada vez muestra lo que necesitas, sin tener un teclado físico anclado en la parte inferior, lo uses o no. No alcanzo a poder calcular la cantidad de emails, mensajes, textos en general que desde entonces se han escrito con los teclados táctiles del iPhone y todos sus imitadores. Incluso conozco quien ha llegado a escribir UN LIBRO ENTERO usando el teclado del iPhone. Pero yo no soy esa persona.

Quizá porque mis dedos son gordos como marranos, quizá por mi legendaria falta de habilidad manual, quizá porque estoy acostumbrado a los teclados de ordenador desde los diez años, quizá porque mientras escribo esto estoy mirando el párrafo anterior y reescribiéndolo mentalmente o recolocándolo… por todo o por nada no me acostumbro a escribir textos largos desde el teléfono, sin importar que ahora tengo un iPhone 14 Pro Max.

Mi anterior email en remoto fue esta celebrada edición y para ello me llevé un teclado Bluetooth que, si bien no es el colmo de la comodidad, sí me permitió escribir con soltura. Gracias a la pantalla de 6,7’’ pude más o menos subir y bajar por el texto, manipular lo escrito para reordenarlo y obtener el mejor de los resultados, volver atrás y corregir rápidamente… cosas que me cuestan un horror cuando uso el teclado en pantalla y tengo que concederle la mitad de la superficie útil.

No he venido yo aquí a enmendar la visión de Steve Jobs, ni mucho menos. Creo que la interfaz táctil 100% a toda pantalla es una de las grandes genialidades de nuestro tiempo. Pero no es menos cierto que no todos podemos hacernos a todas las herramientas, lo cual puede además verse como un handicap productivo. Cuando definimos una lista de tareas o contexto que se llama Escribir 📝 para algunos puede ser algo ubicuo mientras que para otros es algo localizado delante del ordenador. Si me encuentro esperando en Hacienda u otro organismo público y quiero aprovechar la espera para hacer algo de trabajo, esa lista no la voy a consultar porque sé que no se me da bien escribir textos largos en el teléfono, pero sí optaré por contestar algunos emails breves o por hacer llamadas telefónicas. Si estoy en casa de mis suegros, en un momento de relax tras la comida, me va a costar mucho desarrollar un guión completo para un podcast, como mucho unas cuantas ideas en outline.

No sé si tú te has acostumbrado 100% al teclado táctil y escribes con él como si estuvieras en tu ordenador. Si es así, me encantaría leer en los comentarios tu experiencia al respecto y quizá algún consejo que puedas darme.

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IKEA, otra vez IKEA 🪑

Recientemente hemos ido a rendir servidumbre a IKEA. Aunque en los últimos años hemos hecho reformas completas de las habitaciones de los niños y del estudio, hay cosas que hay que retocar ya, porque los niños crecen. Aunque el diseño original de la habitación de los chicos incluía una mesa para Miguel, decidimos no ponérsela porque tenía DOS AÑOS, pero ahora con casi cinco ya es su momento. Por otra parte, cometimos el error de ponerle a Isabel una mesa de tan solo 50 cm de fondo, y en este primer curso de instituto se ha hecho evidente que necesitaba una de 60 cm. De buena gana se la hubiera puesto de más, pero no había disponibles con la anchura que podemos asumir.

Ya te adelanto que todo este proceso no me ha gustado NADA, pero ha comenzado con la parte buena, que es usar el servicio de re-compra de muebles de IKEA, una idea fabulosa que fideliza (más) al cliente y que nos ha permitido afrontar las compras con casi 50 € en el bolsillo y el problema de “¿qué hacemos con la antigua mesa?” solucionado. Hablé más del tema en el capítulo 259 de Weekly.

La parte mala es que hay que comprar los muebles nuevos y montarlos. Hay mucha gente que disfruta enormemente montando muebles de IKEA pero yo no soy una de esas personas. Afortunadamente ya hace años que tengo un atornillador eléctrico que reduce mucho el dolor (literal) de toda la operación, pero aun así hay fases que son insufribles, como el montaje de cajoneras, una tarea que se come el 79% del tiempo que empleas en montar todo el conjunto. Y nosotros hemos comprado DOS cajoneras 😣

Es cierto que el resultado final es muy satisfactorio, pero para mí no compensa en absoluto el coñazo que supone el montaje. Sólo el agradecimiento final de mi mujer nivela esa balanza 🥰

Primer plano de una de las putas cajoneras montada y preciosa ahora que yo me he dejado una tarde de mi vida en ello.

Isabel ya tiene nueva mesa, más grande, que le permitirá estudiar con sus libros y libretas abiertas sin mayor problema, también con fondo suficiente para, en un lateral, tener teclado, ratón, altavoces y un monitor de 24’, contrariamente al de 19’ que tenía antes medio amontonado entre más cosas. Parece mentira lo que pueden dar de sí 10 cm más 🤔

Miguel ya tiene nueva mesa y no ha dudado en comenzar a llenar de cosas los cajones, tanto juguetes como cuentos. Hemos rescatado del trastero para él la silla que usara Emilio cuando tenía su edad y ahora sólo está a falta de comprar un flexo para que le alumbre en sus noches de scriptorium iluminando manuscritos 🪶

Y yo también estoy feliz, porque el próximo montaje de muebles de IKEA está ahora mucho más lejos 🥳

Y ya está.

Este domingo no te he fallado y espero que hayas disfrutado esta edición. No sé que va a ocurrir con la newsletter durante agosto. Es ciertamente una de las ramas de mis negocios online (¡hoy tenemos patrocinador!) pero también es algo que disfruto muchísimo haciendo y que no considero del todo trabajo. Así que lo fiaré a mis sensaciones… y a disponer de un teclado adecuado, claro 😉