El correíco del domingo 📩

Weekly #81

All Apple Keynotes 🍎

Todos los chats y webs basadas en inteligencia artificial que estamos viendo en las últimas semanas llevan a comentarios muy dramáticos como “Esto lo cambia todo” o “Las posibilidades son increíbles”, pero aquí estamos todos picando texto exactamente igual que hacíamos en septiembre, porque la cosa es útil pero no es para tanto (todavía). Me recuerda enormemente a las grandilocuentes declaraciones en las primeras semanas de vida de Clubhouse (¿recuerdas Clubhouse?).

Pero con All Apple Keynotes llega ¡por fin! una utilidad real para la inteligencia artificial (al menos para mí). Esta web ha escaneado y transcrito todas las keynotes de Apple basándose en los vídeos del canal oficial de la compañía en YouTube, lo que permite que le hagas preguntas o que incluso busques momentos concretos. El chat te devuelve la respuesta o enlaces al momento exacto del vídeo.

He de reconocer que funciona bien pero podría funcionar mejor. Si busco “Who want a stylus?” o “Phil Schiller jumping with a laptop” no obtengo nada, pero si hago preguntas más básicas (y útiles) como “First MacBook Air release date” la respuesta es rápida e inequívoca, aunque las references que le acompañan sean poco útiles.

69 formas de no cagarla en tu negocio 👅

Las 69 claves que a lo largo del libro regalan Almudena Martín, Javier Fernández y Rosa Montaña, son el resultado de más de 15 años cada uno de ellos con sus propias experiencias emprendedoras y las de sus clientes, a los que mentorizan. A ellas no las conozco pero Javier es de Murcia, tenemos amigos comunes y ha sido él quien me ha regalado un ejemplar del libro, que por cierto incluía algunas gominolas que deboré con fruición.

Acabo de terminar de leer el libro y debo confesar una cosa: me lo he leído mal. No he llegado a romperlo, como en aquella hilarante escena de la película "Amanece que no es poco", pero casi. Este es un libro para leerlo con determinación y con continuidad. Lo peor que puedes hacer es afrontarlo como yo he hecho, pensando en el libro como una mera colección inconexa de 69 pequeños consejos, porque este libro no funciona así.

Para mí es un libro recomendado, pero necesitas comprometerte y leerlo bien. Creo que se pueden leer los tres bloques por separado, de un tirón cada uno. No es largo, lo podrías leer entero de una sentada, pero se trata de que haya poso, que tenga efecto, y tan malo es un atracón como lo que he hecho yo. En el último capítulo de Weekly he hablado más extensamente de lo que me ha parecido el libro.

Zurich Klinc es el seguro para tu móvil que enciendes y apagas cuando quieres, en función de si estás en casa, en el monte o pasando un día en la playa; así pagas sólo por el tiempo que lo necesites. Desde 4€/mes puedes asegurar un iPhone de forma 100% online. Calcula tu precio en 2 minutos.

Daños accidentales, robos, líquidos, daños eléctricos... puedes personalizar tu seguro tanto como necesites, y con la tranquilidad de que Zurich Klinc hace reparaciones oficiales, por lo que no pierdes la garantía. Asegura teléfonos pero también tablets, portátiles, smartwatches, auriculares, cámaras o consolas.

Los diminutivos

Los domingos por la mañana acudo a una conocida confitería de mi ciudad para comprar desayuno para la familia. Mi pedido siempre es similar y, por cuestiones de horario y turnos, soy casi siempre atendido por la misma mujer, una trabajadora eficiente, rápida, servicial y profesional, virtudes estas que no comparte totalmente con el resto de personal del establecimiento 😅

Sin embargo, sin que afecte ello a su desempeño profesional, luce otra característica mucho menos agradable de la que vengo a hablarte hoy: es la reina del diminutivo absurdo. Ante cualquier cosa que le pidas, ella te va responder en todo de interrogación, usando el diminutivo del producto que has solicitado.

Cada vez que acudo al establecimiento, se establece una suerte de juego de inteligencia y estrategia, donde yo trato de arrinconarla y ella me demuestra su maestría. Veamos un ejemplo con nuestro último enfrentamiento.

Yo dispongo de diversos ardides, que voy poniendo en liza según se desarrolle el enfrentamiento. Esta vez decidí comenzar con un movimiento clásico, para permitirle que mostrara sus armas.

  • «Hola, quiero bizcocho de chocolate»

  • «¿Bizcochico?»

Bien, son las 8:14 am pero veo que estás despierta y lista para jugar, así que vamos a plantarte guerra.

  • «¿Algo más»

  • «Sí, cuatro cruasanes de chocolate y una costilla de cabello»

  • «Cuatro cruasancicos», comenta.

Tras terminar de acomodarlos en la bandeja, profiere:

  • «Y ahora la costillica»

Está claro que hoy está pletórica y que me va a hacer sufrir, así que voy con la munición pesada.

  • «Ponme también un panecillo de semillas»

¡Ja! Te tengo. Panecillo ya es un diminutivo en sí. La palabra se forma como un diminutivo de pan, refiriéndose en este caso a una barra pequeña o bocadillo (otro diminutivo). Siento que la tengo acorralada.

Pero estoy olvidando contra quién me enfrento.

  • «¿Un panecillico?»

Por el amor de Dios, esta mujer está dispuesta a todo. Sólo quiere ver el mundo arder. Llegados a este punto estoy aparentemente derrotado, con la mirada perdida en el mostrador, mostrándome inane, incapaz de reaccionar. Pero tengo un as en la manga. Voy a tratar de que baje la guardia, quiero más cosas PERO NO SE LO VOY A DECIR PARA DESCOLOCARLA. Y parece que funciona.

  • «Son 17,35 €». Sí, es un sitio caro.

  • «Ah, perdona. Es que quiero más cosas». Mirada de desconcierto.

  • «Quiero una barra payesa»

  • (…)

  • «Y MEDIA DOCENA DE EMPANADILLAS DE BOCAO» que es como se denominan en este sitio las empanadillas más pequeñas, que casi puedes echarte directamente en la boca.

El desconcierto cunde en ella. No sabe qué hacer. Mira la barra payesa, mira las empanadillas. No sabe ni por dónde empezar. ¿DÓNDE ESTÁ TU DIOS AHORA?

Pero se recompone. Seguramente esta mujer, que media la cuarentena, lleva trabajando desde los 18 años y no soy el primer imbécil que trata de desafiarla. Ella tiene mucha calle y yo no soy más que otro relamido de la zona norte que viene aquí a pasear sus títulos universitarios y su afilada prosa, en la presunción de poder doblegar su ánimo.

  • «¿Meto la barra con el panecillo?»

  • «Sin problemas» afirmo victorioso.

  • «Entonces ¿media docena DE LAS DE BOCAÍCO?»

Siento como el planeta deja de rotar. Durante un segundo la realidad misma se detiene y me doy cuenta de que no soy nada para ella. Me ha aplastado sin contemplaciones, como yo no dudaría en pisar una hormiga si la encontrara en mi camino

  • «¿Necesitas una bolsa?»

  • «Sí, de papel, por favor»

  • «Son 20,80 €»

Es un sitio caro.

Y ya está.

El esfuerzo por sacar esta edición ha sido titánico, porque estoy malito desde el pasado jueves. Fiebre, dolor muscular, mocos, estornudos, oídos taponados y un test negativo de gripe y COVID para añadir más intriga al asunto. Valora, por favor, mi denuedo por hacerte llegar esta perlada prosa y comparte este email AL MENOS con una persona. ¡Gracias de antemano!